Tres de las figuras más relevantes de Occidente llevan adelante una conversación sobre la violencia, la guerra, el infierno y Dios. Asistimos no solo al iracundo comienzo de la sociedad judeocristiana, sino también a la invención de la amenaza como género. Esta obra vuelve a una de las hipótesis centrales en la producción del artista: los mayores fenómenos históricos de aniquilamiento siguen sucediendo porque obedecen a una tradición de odio e intolerancia presente en la base de nuestras sociedades.